
El trabajo en casa, o home office, llegó a tu vida para quedarse. Descubre 4 ideas para disfrutar todas sus ventajas creando un espacio inspirador, que te llene de ideas y serenidad.
1. Crea un espacio único y personal
A veces , el espacio no es suficiente como para tener un estudio o una habitación dedicada a trabajar o estudiar. Pero cualquier rincón de tu casa bien iluminado, tranquilo y agradable puede cumplir esta función. Puede ser una esquina en la sala, una pared en tu habitación, o incluso un pasillo. Una forma muy práctica de lograrlo es con un escritorio abatible fijado a la pared con bisagras.

2. El poder de la luz.
La luz es uno de los factores más importantes que favorecen la concentración y la creatividad, especialmente si es natural. Mejora nuestro estado de ánimo, ayuda a no cansar la vista y nos predispone a una productiva jornada de trabajo. Por eso, si es posible, procura crear tu espacio de home office cerca a una ventana, o a un área que tenga una buena iluminación. Si te molestan los reflejos, opta por ubicar el escritorio perpendicular a la fuente de luz.

¿Y cuando cae el sol? Para jornadas nocturnas necesitarás un punto de luz artificial, por lo que te recomendamos aprovechar para darle un toque de diseño a tu espacio usando lámparas de sobremesa o de pared. Te recomendamos que sea una luz blanca, ideal para crear y trabajar.
A veces , el espacio no es suficiente como para tener un estudio o una habitación dedicada a trabajar o estudiar. Pero cualquier rincón de tu casa bien iluminado, tranquilo y agradable puede cumplir esta función.
3. Apuesta por el orden.

Aunque a veces nos cuesta, intenta mantener tu espacio de home office lo más ordenado posible. Así te sentirás con más ánimo, y tendrás espacio para más ideas creativas. Solo necesitas algunas estrategias y soluciones de almacenaje, como repisas, cajas o módulos para mantener todo en su lugar.
4. Inunda tu espacio con la magia del color.

Elegir el color de las paredes puede ser el punto de partida para crear la decoración y el espacio perfecto. Tienes un mundo de posibilidades, desde un blanco capaz de ampliar visualmente el ambiente, un azul que potencié la creatividad, o un amarillo arriesgado y optimista. Aquí puedes darle rienda suelta a tu imaginación. Eso sí, te recomendamos no recargar en exceso las paredes. Conseguirás un espacio más sereno e inspirador si te guías por la sencillez.
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